Los vientos del oeste atraviesan el Atlántico, trayendo aire húmedo a Europa.
Si colapsan los vientos del oeste, las temperaturas son más extremas tanto en verano como en invierno, produciendo canículas (ola de calor), heladas y lluvias reducidas.
En contraste, si el índice es bajo (NAO-), desaparecen los vientos del oeste, y esas áreas sufren inviernos fríos, y frentes tormentosos del sur hacia el mar Mediterráneo.
En combinación con El Niño, este efecto puede producir inviernos significativamente más cálidos sobre el noreste de EE.
Por otra parte, si en invierno el índice es bajo (NAO-), el litoral este y el sureste de EE.