Bérulle esperaba inspirar a otros miembros del clero francés y frenar el calvinismo.
El Oratorio recibió patente real de Luis XIII ese mismo año.
En el momento de la muerte del fundador en 1629, el Oratorio contaba con unos 400 sacerdotes, que vivían en unas 60 comunidades.
[3] Al igual que los jesuitas y los capuchinos, los miembros del Oratorio Francés realizaron misiones parroquiales.
Tenían un plan de estudios que enseñaba literatura contemporánea y ciencias.
Del resto de la Congregación, 15 fueron arrestados y murieron en prisión o en la guillotina.