Puede originarse en diferentes órganos, entre ellos el riñón, tiroides, paratiroides y muy raramente en las glándulas suprarrenales o la hipófisis.
Generalmente no provoca síntomas y suele descubrirse de manera casual al realizar un estudio de imagen mediante RMN, TAC o ecografía.
[3] Es poco frecuente, representa únicamente el 1% de los tumores que afectan a la glándula parótida.
Se presenta como una masa no dolorosa superficial que muy raramente provoca metástasis.
La primera manifestación consiste generalmente en la aparición de un bulto visible en el área del tiroides en el cuello.