En el del norte, la actividad se centra en torno a varios hornitos (hileras de materiales empujados hacia arriba por un flujo de agua subyacente) y pequeños conos.
Ol Doinyo Lengai es famoso por ser el único volcán del que se sabe que ha arrojado tefra y lavas cuya composición de carbonatos es única.
Con una viscosidad muy semejante a la del agua (debido al bajo contenido de sílice), su lava es la más fluida del mundo, y también la más fría, con temperaturas de sólo 590 °C.
Esa lava fluye negra en el día, arde con un rojo intenso en la noche, y se torna blanca al entrar en contacto con el agua.
Los masái conocen a Ol Doinyo Lengai como la «montaña de Dios».