Oiran

es el vocablo japonés utilizado para referirse a una cortesana de alto rango en Japón.

La palabra "oiran" consta de dos kanji, 花 que significa "flor", y 魁 cuyo significado es "líder" o "primera".

En las ciudades más populosas, existía una zona de burdeles en Shimawara en Kioto, Shimmachi en Osaka y en Edo (la presente Tokio), Yoshiwara.

Estos crecieron rápidamente hasta convertirse en "cuarteles del placer" que ofrecían todo tipo de entretenimientos.

La práctica era totalmente lícita y sin ningún tipo de reproche social por la infidelidad del esposo.

Su lenguaje siguió siendo muy formal (tenían un vocabulario cortesano), ya que apenas salían de estos barrios.

Debían poseer además, un nivel intelectual que se consideraba esencial para una conversación sofisticada.

Puede resultar sorprendente, pero por norma general, los clientes deseaban pasar más tiempo con entretenimientos artísticos en lugar de sexuales.

La herencia familiar no sustentaba ninguna distinción especial entre sus pares, ni tampoco la experiencia, sino que se medía de acuerdo a su belleza, carácter, educación en las artes y cultura.

), la cortesana de los daimyō, y solo los más poderosos podían esperar una oportunidad para considerarse un cliente habitual.

Más abajo estaban las zashikimochi (literalmente, "dueña del piso") y las heyamochi ("propietaria de la habitación").

Finalmente en el rango más bajo estaban las yuujo (遊女) y luego las oiran que fueron expulsadas, las hashi.

Normalmente eran mujeres ya retiradas de la profesión o no lo suficiente atractivas para ejercerla.

Solían tener bordados de animales como aves, o temas del Genji Monogatari.

El obi de una oiran se ataba siempre en la parte frontal, no en la trasera.

Dentro del cometido de la geisha podía producirse el flirteo o el coqueteo con los hombres, así como juegos de insinuaciones, sin embargo, los clientes sabían que no podían esperar nada más allá.

Sin embargo el propósito de una oiran es proporcionar placer sexual, acompañado con entretenimientos como recitar versos, tocar instrumentos musicales, o mediante la conversación.

Para rememorar esta figura desaparecida, cada año en Japón se realizan desfiles de oiran por las calles.

Una oiran y su kamuro , por Hokusai Katsushika .