La Oda al Niágara es el nombre de un poema escrito por José María Heredia el que trata sobre su añoranza de Cuba y sobre su admiración por las cataratas del Niágara.
La constante añoranza de la patria lo hizo idealizar el paisaje cubano que, con acento lírico, le sirvió para dar expresión a angustiosas emociones y reflejar su estado de ánimo.
En su oda o canto al "Niágara" (1824), su poema más conocido, esta actitud tan característica de los poetas románticos se manifiesta muy claramente.
Lo exterior o puramente objetivo pasa a un plano secundario: la atención se centra en el paisaje interior o emocional, y en cómo éste y la naturaleza se funden para mostrar los sentimientos de la voz lírica.
Al dar rienda suelta a sus pasiones, el poeta se aleja de los moldes ordenados y didácticos propuestos por los neoclásicos (del movimiento llamado neoclasicismo) y reafirma la libertad creadora y la importancia del yo, postulados claves del romanticismo.