Esto era un desarrollo extremadamente importante porque, antes del sistema lugar-valor, los técnicos estaban obligados a utilizar símbolos únicos para representar cada potencia de una base (diez, cien, mil, y así sucesivamente), llegando a ser incluso los cálculos más básicos poco manejables.
Se dejaba un espacio para indicar un cero (siglo III a. C.), aunque idearon más adelante una muestra de representar un lugar vacío.
Los enteros y las fracciones se representaban de la misma forma: el punto separador de enteros y fracciones no se escribía, sino que quedaba aclarado por el contexto.
Y si aclaramos los hechos en la Mesopotamia se podría llegar a decir que no había cero.
Por ejemplo, el número 53 en numeración babilónica se representaba utilizando cinco veces el símbolo correspondiente a 10 y 3 veces el símbolo correspondiente a 1, como se puede ver en la imagen superior, o solamente el 50 y el 3.