Según relata Don Casimiro Novajas en un poema: "En el lado que sigue del crucero se admira en aparato de capilla la que es en Lima el celestial lucero, la que en la devoción constante brilla, Aquella Virgen, que en piadoso esmero es Patrona y la octava maravilla; pues grandeza, primor y culto vario todo cede a la imagen del Rosario".
Durante la Guerra con Chile la imagen fue repintada en color blanco, haciéndola pasar por escultura de mármol, para evitar que los invasores se la llevasen, desde aquellos tiempos se le veneraba en el Altar Mayor.
En 1985 la imagen recobra su belleza original, siendo restaurada en un taller de los Barrios Altos en la Ciudad de Lima por dos Artistas restauradores Luis Alberto y Anselmo Bocardo por encargo del Episcopado y pasada a la hermosa Capilla de la Concepción, donde hasta hoy se venera.
En 1985, durante su primera visita al Perú, su Santidad el Papa Juan Pablo II la coronó solemnemente, consagrándole la Nación; y en 1988, con ocasión del Congreso Eucarístico y Mariano de los países Bolivarianos, el Santo Padre la honró de forma extraordinaria al concederle la Rosa de Oro o Rosa Púrpura, diciendo: "Si hay una ciudad en el mundo en donde la Virgen Merezca recibir una rosa, esa ciudad es Lima".
El cabildo metropolitano honraba diariamente a Nuestra Señora de la Evangelización con una misa celebrada en su capilla, donde los fieles recibían la Eucaristía, rezándose a continuación el Santo Rosario y las letanías marianas del III Concilio Limense, atribuidas a Santo Toribio de Mogrovejo, patrono del Episcopado latinoamericano.