Nuestra Señora de la Concepción Aparecida

Animados por lo acontecido lanzaron de nuevo las redes con tanto éxito que obtuvieron una copiosa pesca.

Por tal motivo, los pobladores del lugar, queriendo agasajar al invitado, solicitaron a tres pescadores, Domingo García, Felipe Pedroso e João Alves, una provisión de peces.

Primero hallaron el cuerpo y al arrojar otra vez la red lograron ubicar la cabeza.

Uno de los pescadores llevó la imagen a su casa y le realizó un pequeño altar, unos años después crearon un oratorio, lugar que era visitado por todos los lugareños.

Se ignora completamente como es que la imagen fue a parar al río, pero si se conoce su autor, un monje de São Paulo, llamado Frei Agostino de Jesús quien la moldeo en el año 1650.

El papa Juan Pablo II, en su visita a Brasil en 1980, consagró la basílica que alberga la imagen y concedió más tarde indulgencias a los devotos de Nuestra Señora Aparecida.

Imagen en el interior de la basílica