[3] Recuerda que cuando era niña solía usar un «selendang» (chal) mientras bailaba canciones de Bollywood.
En ese momento, se dio cuenta de que esa era la verdadera Ayub.
[4][5][6][7] Durante su encarcelamiento en una prisión para hombres, el director de la institución y otros prisioneros la agredieron sexualmente.
[8]A través de organizaciones no gubernamentales, Ayub asesora a personas, proporciona formación para desarrollar carreras profesionales, aborda sus problemas de salud y bienestar y les brinda apoyo legal.
En 2015, la organización Human Rights Watch reconoció la labor de Ayub con el Premio Alison Des Forges por Activismo Extraordinario por su lucha contra las leyes homófobas y tránsfobas de Malasia.