A esta maldición que caería en el pueblo, Jeremías, lo atribuyó como si "Dios y el diablo estuvieran de acuerdo en destruirlo".
Cuando la columna parte, ingresan los militares, quienes dan muerte a Tomás.
En su travesía no podrá eludir a la violencia, pues consideró que Lima es una ciudad maldita.
Segunda escena, durante la estadía de Jeremías en el asentamiento minero, camino a Lima, se escuchan en la radio noticias sobre la matanza.
[1] El contexto social que refleja el filme muestra una forma de vida “en Lima también luchamos para que todos los peruanos puedan vivir mejor”, los problemas sociales parecen ser claros, así como también la paranoia, desconfianza y el racismo hacia las personas que migraban de las provincias a Lima, lo cual en el largometraje las escenas conducen y muestran las acciones violentas.