También suelen aparecer como hombres que residen en la cima y/o interior de los cerros o montañas, sin envejecer jamás.
Cada comunidad mapuche vecina a un cerro potente posee un rico caudal de relatos orales que dan cuenta del sistema local de creencias, desarrollando al mismo tiempo interacciones y reciprocidades privadas con sus espíritus-dueños.
Varios testimonios afirman haber visto a una gran distancia banderas rituales en dichas cimas.
Por esta razón no se siembra en ellas dejando un amplio terreno cuadrado o circular con la vegetación original autóctona, destinado a la residencia de los Ngen-winkul.
Pero gradualmente sus laderas han sido destinadas a actividades agropecuarias, dejando la vegetación silvestre original para los Ngen sólo en su cima, donde hay una fuente de agua que nunca se seca.