Combina eclécticamente varios estilos arquitectónicos y su interior alberga múltiples piezas de artesanía no menos fantásticas.
El primero consistía en un palacete románico y un torreón llamado Vorderhohenschwangau ("Frente a Hohenschwangau").
[6] Con la planeada construcción del castillo, Luis II quería obtener un refugio fuera de la capital Múnich donde pudiera vivir su fantasía medieval.
También es la razón por la cual la fecha de terminación, originalmente planeada para 1872, tuvo que ser postergada repetidamente.
Hasta su muerte ese mismo año, en circunstancias aún no completamente aclaradas, Luis II vivió solamente un total de 172 días en el castillo.
[15] Era un templo de amistad dedicado a la vida y obras del compositor Richard Wagner, quien, sin embargo, nunca lo visitó.
El castillo estaba diseñado más bien con fines decorativos que con consideraciones residenciales prácticas.
Contrariamente a lo que suele creerse, sus construcciones no fueron una carga insostenible para los recursos del reino.
Las disputas sobre las deudas del gobernante llevaron a que en 1886 el gobierno bávaro incapacitara al rey.
La administración póstuma de los bienes del rey permitió saldar las deudas en su totalidad para el año 1899.
Para agilizar las visitas se completaron algunos de los cuartos y partes exteriores del edificio.
Es también posible hacer recorridos temáticos, por ejemplo, en el mundo de las sagas descritas en los frescos y cuadros del interior.
La entrada al complejo del castillo se realiza por una barbacana simétrica flanqueada por torres laterales.
Este edificio, orientado hacia el oeste, es el único del castillo cuyos muros están decorados con colores contrastantes; los muros externos están enmarcados en ladrillo rojo, mientras que la fachada interna que da al patio de armas es de piedra caliza amarilla.
El patio inferior está delimitado por la barbacana al oeste, por la base de la llamada "torre cuadrada" con ala de unión al norte, mientras que el lado sur está abierto y tiene vistas del paisaje montañoso.
Al lado este del patio inferior hay un terraplén enladrillado cuya protuberancia poligonal marca el coro de la planeada capilla.
En 1874, Georg von Dollmann se hizo cargo de dirigir las obras relevando a Eduard Riedel.
En caso de muerte accidental los beneficiarios del trabajador recibían una pequeña pensión, lo cual era poco usual en esa época.
Para muchos de los cuartos del castillo, que estaba concebido como una "casa privada", ni siquiera existían conceptos para su uso.
Los pisos superiores contienen los cuartos de estado y pompa del rey: El edificio delantero contiene en su tercer nivel los cuartos residenciales y un nivel más arriba está la "Sala de los cantores" (Sängersaal).
[41] Aunque el castillo no se completó en su totalidad, varios de sus cuartos interiores son ejemplos importantes de la arquitectura historicista alemana, además Neuschwanstein estaba equipado con los últimos avances tecnológicos del siglo XIX.
[40][42] Entre otros avances, poseía un sistema de campanas para llamar a los sirvientes operado con baterías y servicio telefónico.
[38] La sala rectangular está adornada con referencias a Lohengrin y la leyenda de Parzival.
[17] La "Sala de trono" mide 20 x 12 metros y está localizada en la parte occidental del castillo.
La sala está rodeada en tres lados por coloridas arcadas y termina en un ábside donde debía estar el trono de Luis II.
El inusual cuarto, que originalmente estaba planeado para tener una cascada artificial y una máquina para hacer arco iris, está conectado a un pequeño invernadero.
Al lado opuesto del despacho hay un comedor decorado con motivos de los Minnesänger, como eran conocidos los trovadores medievales alemanes.
Debido a que el comedor en Neuschwanstein estaba tres pisos más arriba de la cocina, no se instaló una mesa con plataforma levadiza como las existentes en los castillos Linderhof y Herrenchiemse, que bajaban la mesa entera al nivel de la cocina.
El dormitorio del rey está dominado por una imponente cama tallada en madera de roble.
[46] Además, el artista pop Andy Warhol lo utilizó como motivo en su litografía Neuschwanstein de 1987.