[1] El NPY participa en varios procesos fisiológicos tales como la regulación del apetito, la homeostasis energética, el ritmo circadiano y la cognición.
También es un componente clave en la respuesta al estrés, presentando propiedades ansiolíticas[1] En el cerebro el NPY se encuentra en la corteza, el hipocampo, el rombencéfalo y el hipotálamo.
El NPY ejerce una gran cantidad de funciones, regulando múltiples vías neuronales.
Las señales aferentes neurales y humorales para coordinar la ingesta se interpretan e integran en el hipotálamo.
La leptina, producida por los adipocitos en respuesta a los altos niveles de grasa, es detectada por el núcleo arcuato del hipotálamo.