Destacó por su erudición, por su devoción cristiana y por su vida de ermitaño.
El historiador Raymond Van Dam apunta que aquellos tiempos de Naucracio en la naturaleza le recordaban a sus abuelos, quienes, por un tiempo, huyeron a los bosques para evitar la persecución.
Durante cinco años, Naucracio hizo todo lo posible para asegurarse de que su madre se encontrara bien.
Hasta que un día en 357 (o 358), después de haber comenzado una de sus habituales expediciones para proporcionar el sustento necesarios para los viejos que estaban a su cuidado, Naucracio y Crisantio murieron en un accidente de pesca.
Su sorprendente muerte causó gran dolor a toda la familia.