En un intento por asegurar su sucesión, y también para reavivar un poco de entusiasmo público hacia una dinastía en decadencia, se hizo saber que buscaba una nueva novia, preferiblemente egipcia, y de buena familia, aunque no perteneciente a la aristocracia.
Narriman llevaba un vestido de novia bordado con 20.000 diamantes, y los dos recibieron muchos regalos caros.
Los regalos que se hicieron de oro fueron posteriormente fundidos en lingotes en secreto.
Ese mismo año, Faruq fue obligado a abdicar por la revolución egipcia de 1952.
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