Nacionalismo romántico

Entre los temas clave del romanticismo, y su legado más duradero, las pretensiones culturales del nacionalismo romántico fueron también centrales en el arte post-Ilustración y en la filosofía política.

[1]​ El nacionalismo romántico temprano en Europa estuvo fuertemente influenciado por Rousseau y por las ideas de Johann Gottfried von Herder, quien en 1784 argumentó que la geografía formaba la economía natural de un pueblo, y que sus costumbres y su sociedad habrán de desarrollarse siguiendo las líneas favorecidas por su medio ambiente.

Los hermanos Grimm se inspiraron en los escritos de Herder, y crearon una colección de cuentos idealizada, que llamaron auténticamente alemanes.

El nacionalismo romántico tuvo un papel clave en la filosofía de Hegel, quien argumentó que existía un «espíritu de la época» —«zeitgeist»— que caracterizaba a un determinado pueblo en un período de tiempo determinado, y que, cuando ese pueblo pasaba a ser el determinante activo de la historia, era simplemente porque su momento cultural y político había llegado.

En la Europa continental, los románticos habían apoyado al principio a la Revolución francesa, pero llegaron a participar en la contra-revolución durante el sistema imperial trans-nacional de Napoleón.