[3] El pescador es el protagonista principal de la vida pesquera, pero no es el único actor.
Su relación secular con el mar ha construido una cultura y una manera de ser propias, identificada en el léxico, las creencias, las celebraciones festivas o la gastronomía, entre otras manifestaciones.
En la Costa Brava destacan el arrastre, el rodeo y la pesca artesanal.
A lo largo del siglo XX el cambio tecnológico ha sido muy importante, dado que la pesca a vela y casi instintiva se ha transformado en una pesca tecnológicamente muy sofisticada.
[5] Si queremos seguir pescando y que el oficio de pescador sea una profesión cualificada, digna, respetada y atractiva, tiene que resultar un oficio atractivo para los jóvenes, mucho más seguro, más participativo, menos incierto y más rentable.