En 1923 pasa a denominarse Museo de Mineralogía y Geología, en este período sus colecciones aumentan con adquisiciones realizadas especialmente en Francia y con contribuciones del geólogo alemán Emil Grosse y del Doctor Roberto Wokittel.
y en el segundo piso del edificio se instala el Museo de Mineralogía, sala Tulio Ospina.
[2] El profesor Trujillo proyectó, diseñó y renovó la sala de exposiciones, también sostuvo contactos internacionales e intercambió muestras con institutos de otros países.
[1] Cada muestra posee una etiqueta en la que se exhiben los datos más relevantes del mineral: el nombre, composición química, lugar de procedencia y el donante o entidad donde fue comprada o donada.
En los últimos años se ha conformado una colección patrimonial de equipos y herramientas que se utilizaron en la enseñanza de la geología y que poco a poco se han ido recuperando en los laboratorios de la Facultad de Minas: microscopios petrográficos, estereoscopios, balanzas, brújulas, teodolitos y hasta un sextante solar.