Alberga un patrimonio sumamente diverso, que incluye más de 12 000 piezas, entre pinturas, esculturas, dibujos, grabados, textiles y objetos.Su colección está integrada por arte precolombino, colonial, argentino e internacional, en un rango temporal que va del siglo III a. C. a la actualidad.La fundación ocurrió en una época en que tuvieron origen varias de las entidades culturales más importantes del país, cuyo funcionamiento continúa hasta la actualidad.[6] Esta propuesta enciclopédica de museo fue crucial para Schiaffino y para sus colegas, quienes aspiraban a educar el gusto del público y también impulsar el arte local.Si bien este inmueble funcionaba como tienda por departamentos -joyerías y mercerías-, una buena parte también estaba destinada a otros espacios culturales como el Ateneo, la Colmena, atelieres de artistas (como el del escultor Víctor de Pol[10]) y bibliotecas.Junto con escuela la francesa, tanto la italiana como la española son las de mayor importancia numérica dentro del patrimonio.[1] A comienzos del nuevo siglo, Schiaffino llevó adelante cambios en el guion curatorial.Finalmente, en 1909 el MNBA dejó su sede del Bon Marché y se trasladó a la Plaza San Martín.Schiaffino optó, en este caso, por distribuir las obras en orden cronológico y por donaciones de coleccionistas.Dos importantes conjuntos de obras se habían incorporado al museo recientemente, el Legado Parmenio Piñero y la legada Leonela Rojas (1907) y la donación Ángel Roverano (1910) ambas incluyen autores franceses, españoles, e italianos.En 1952 se organizó una importante exposición, La pintura y la escultura argentinas de este siglo, que incluyó obras de los últimos cincuenta años, y que incorporó piezas abstractas y del movimiento de arte concreto que fueron distribuidas por estilos o temáticas en las treinta salas del Museo.Asimismo, durante su gestión el Museo propició premios como el Ver y Estimar, Braque y los del Instituto Di Tella (ITDT) que tuvieron como protagonistas a los jóvenes artistas argentinos.[23] En 1970 la República Federal Alemana auspició una exposición de La Bauhaus que ocupó todas las salas del Museo.Adolfo Luis Ribera, prestigioso académico de Bellas Artes, asumió la dirección en 1977.Samuel Paz diseñó un guion en que narró el devenir del arte argentino e internacional desde la década de 1920.Una nueva etapa se inició en 1983 cuando el crítico Guillermo Whitelow fue convocado para dirigir la institución.De acuerdo con los nuevos modelos museográficos el guion brindaba una narración clara y didáctica apoyada por diseños espaciales que privilegiaban la contemplación.Entre las retrospectivas dedicadas a artistas argentinos el público pudo ver las de Emilio Pettoruti, Antonio Berni (curadas por Martha Nanni) y Raquel Forner.A Guillermo Whitelow lo sucedió, en 1986, Daniel Martínez, secretario técnico del MNBA durante la gestión de Samuel Oliver y director interino en 1977.Ese mismo año se presentó la muestra Pintura moderna brasileña: Colección Roberto Marinho, con un amplio panorama de la pintura del siglo XX de ese país.Al año siguiente y, con el apoyo de Benson & Hedges, se realizó la primera “megamuestra” en nuestro medio, una retrospectiva dedicada a Fernando Fader.Al cambiar el gobierno en 1989 se hizo cargo de la dirección Jorge A. Lorenzutti.En este período se exhibieron obras del artista argentino miembro del grupo informalista Alberto Greco, exposición organizada por la Fundación Cultural Mapfre y el Instituto Valenciano de Arte Moderno.[31] Entre 2006 y 2007, asume la dirección interina Américo Castilla, quien logra modificar la estructura funcional del Museo, crear nuevos cargos y llamar a concurso del nuevo director, designado por un jurado internacional.De esta manera, guion curatorial ya existente, se presentó al visitante en un entorno renovado.Buenos Aires en construcción,[39] Tekoporã, Arte indígena y popular del Paraguay.La colección se encuentra dividida según escuelas, períodos, objetos, estilos y autores.El incremento del acervo fue a través de donantes particulares e institucionales.Entre las más relevantes fueron las donaciones de Antonio SantaMarina, la colección privada del crítico Jorge Romero Brest.Este centro de documentación, lleva por nombre "Raquel Edelman" en homenaje a quien fuera su directora desde 1956 hasta 2004.
El restaurador Juan Corradini explica el proceso de restauración alrededor del año 1960.
El anexo construido para el Sesquicentenario (1960).