[1] Los restos de las murallas se pueden observar circundando la parte alta del cerro donde se ubica la población, destacando los torreones defensivos que protegen las dos entradas «naturales» a la localidad, la llamada «Puerta de la Villa» y la conocida como «Puerta Nueva», en donde se eleva la Torre de Doña Blanca, la cual es utilizada en la actualidad y tras su restauración, como sala de exposiciones culturales.
[2][3][4] Hacia el año 1091 los almorávides dominaban los distritos del Segura y Júcar.
Cuando se inicia la expansión de los almohades por la península y al tomar en el año 1177 Cuenca, se consideró oportuno elevar las murallas de Jorquera.
Además se conservan cuatro torres de planta cuadrada.
Posiblemente al aumentar la población y expandirse se inició la población de la ladera, lo cual haría necesario ampliar la zona amurallada, fue entonces cuando se construyen las nuevas puertas, la de la Villa (al este), que estaba defendida por la llamada Torre Armez, que fue derruida en el siglo XIX y la Nueva (al oeste), defendida por la Torre de Doña Blanca.