Vale destacar que sus tierras pertenecieron al Alférez español Antonio Díaz Saldaña, de acuerdo a un título emitido por el Gobernador Juan Pacheco Maldonado en virtud de que el padre del Alférez -de nombre Luís Díaz- sirviera a este último en probados servicios al Rey de España.
Iniciando el año 1675, el capitán Vázquez de Coronado remonta las márgenes del río Pocó con el propósito de fundar una comunidad como centro agrícola en las tierras asignadas a los padres jesuitas.
Así se mantuvo uno doscientos años hasta que el padre Francisco Antonio Rosario en una de sus peregrinaciones anuales trae consigo un retablo con la imagen de la Virgen del Carmen y lo deposita en la capilla levantada para oficiar las misas.
Notó de manera sorprendente como la piedra crecía, se hacía más pesada y se detallaba claramente al Nazareno cargando la cruz, haciéndose más nítida y bella a través de los años.
Solo la bendición del sacerdote hizo que la imagen dejase de crecer.
Dos años más tarde levantaron la primera capilla que aún existe.