Contrariamente a lo que se podía pensar debido al título de ciudad santa, no existe ningún tipo de presión religiosa sobre el turista, estando únicamente prohibido el acceso al santuario a los no musulmanes.
La ciudad, encaramada sobre una roca, domina el valle del Oued Erroumane y la planicie de la antigua ciudad romana de Volubilis.
El clima, a diferencia del caluroso sur, es suave y no tan extremo.
Es agradable pasear por sus estrechas calles empedradas o alrededor de las colinas que rodean la ciudad.
También hay la opción más rápida como es la utilización del servicio de taxis.