Francisco Ayala recurre a la tradición cervantina para articular Muertes de perro.[4] Al mes siguiente volvería Ayala a Puerto Rico y no tendremos noticias de la novela hasta la primavera de 1957, también gracias a una carta a Mallea, escrita en esta ocasión desde París: “Continúo trabajando en mi novela, sin prisa, pues mi ritmo es muy lento para la invención literaria, pero ahora también sin cesar”.Por su parte, Nelson Orringer ha preparado la edición crítica en la colección Letras Hispánicas de Cátedra (1996).En 2014, la Real Academia Española incluyó Muertes de perro en su colección III Centenario.La última edición hasta el momento ha sido la publicada en 2020 en Alianza editorial en un volumen junto con El fondo del vaso.