Movimiento de mujeres zapatistas

"[1]​ Así, como apunta la antropóloga Aída Hernández Castillo "la participación de las mujeres en la dirigencia guerrillera contrasta con otras experiencias revolucionarias en América Latina.

Por otra parte, el hecho de que las mujeres no cuentan con parcelas propias incrementa su vulnerabilidad.

[6]​ Ahora bien, con relación a las principales posibilidades laborales, Jules Falquet apunta que, teniendo en cuenta las costumbres, las mujeres indígenas no pueden ir más allá de sus comunidades.

Si llegan a embarazarse, muchas de ellas tienen a los niños porque es muy difícil de practicar un aborto y si se hace, muchas se mueren y no se sabe[11]​Pero Mercedes Olivera al respecto del tema indica que: en general, sus periodos reproductivos son mucho más largos que los que se viven en el mundo mestizo, es decir, su primer parto ocurre cuando son adolescentes y no dejan de tener hijos hasta que arriba la menopausia.

No hay un control natal y ello repercute, en forma negativa, en la salud femenina.

Las relaciones sexuales para las mujeres indígenas representan un servicio que debe darse al esposo, y, al mismo tiempo, son concebidas como un pecado, cuya penitencia se paga teniendo “los hijos que Dios mande".

[12]​ Cuando las mujeres indígenas, dice Olivera, “llegan a la menopausia se sienten liberadas del peso de la reproducción y tienen más posibilidad de acción que las jóvenes.”[13]​“El despertar de mujeres”,[14]​ como ellas mismas se refieren a ese proceso a través del cual se han formado como sujetos, ha sido denominado "feminismo indígena" por algunas autoras,[15]​ para remarcar la importancia de la participación e integración de las mujeres no solo en el EZLN, sino en las distintas organizaciones indígenas con las que este ha establecido alianzas, como el Congreso Nacional Indígena, las redes nacionales e internacionales de apoyo al zapatismo, entre otros.

Excepto por quienes participan activamente en organizaciones productivas paralelas, la mayoría de estas mujeres reproducen, así, el rol tradicional que siempre han jugado: cuidadoras del ámbito privado y sostenedoras de la familia.

[4]​ Sarri Vuorisalo resume y explica cuáles son las subdivisiones presentes en el grupo de las mujeres militares.

Ellas aceptaban no tener hijos y se les capacitaba en todos los terrenos educativos.

Ellas formaban parte del CCRI, Comité Clandestino Revolucionario Indígena, y decidían, consultando con sus pueblos, cómo avanzar con el movimiento.

Una vez que fue aceptada en cada comunidad y pueblo zapatista se propuso su inclusión en El Despertador Mexicano, órgano Informativo del EZLN, México, No 1.

Se reparte igual los trabajos, y allí pues no puedes hacer lo que tú quieres, siempre el hombre manda.

El movimiento de mujeres del EZLN tienen en común varios elementos con el feminismo en relación con sus demandas, como “las reivindicaciones de participación, la no violencia contra las mujeres, la defensa de los derechos reproductivos”, entre otros;[33]​ no obstante, también es necesario apuntar que este presenta diferencias que hacen difícil pensarlo completamente dentro del movimiento feminista urbano.

Sin embargo, no hablan con una voz única y se observan en sus reivindicaciones varias ambigüedades, e incluso importantes contradicciones a la vez que una poderosa voluntad de cambio.

Otras, al contrario, reafirman valores familiares de lo más tradicionales.

[34]​Ahora bien, por otra parte, se encuentra la posición de Sarrii Vuorisalo, quien deja abierta la cuestión y opina que a las mujeres "no les hace falta tener una definición exacta para sus reivindicaciones, ni en los últimos discursos mencionan el “feminismo”.

Pero, ¿qué les aporta, o qué valor añadido tendrá su participación si obtuviera la calificación de “feminismo”?

La comandanta Ramona lideresa del movimiento zapatista.