Una leyenda explica que un lagarto gigante partió con la cola las dos bahías al norte.
Según recientes pruebas arqueológicas, las Islas de la Sociedad fueron probablemente colonizadas desde Samoa y Tonga hacia el año 200 d. C.[11] En los valles cerrados surgieron nueve principados tribales, que a su vez se subdividieron en clanes individuales.
Estas conexiones dieron lugar a importantes alianzas, pero en otras ocasiones también fueron fuente de sangrientos conflictos.
La llamada fase Pre-Atiro'o, anterior al año 1000 d. C., se caracteriza por un amplio desbroce y cultivo de las laderas del valle, que al final del periodo ya había provocado la erosión y la formación de suelos aluviales.
Hacia el final de este periodo, el valle de Opunohu se convirtió en un refugio para los Ariki que se resistían a la influencia europea[11] Samuel Wallis fue el primer europeo que avistó la isla y la bautizó como York Island en junio de 1767.
Para ampliar la esfera de influencia española, el rey Carlos III ordenó expediciones al Pacífico Sur.
Llamó a la isla Santo Domingo y tomó posesión de ella para España.
Los misioneros destruyeron por completo el lugar de culto y construyeron una iglesia octogonal en el lugar del ritual tabú que aún se mantiene en pie, se dice que es la iglesia más antigua de la Polinesia.
En noviembre de 1843, los acuerdos fueron confirmados por un tratado con la reina Pomaré IV y también fueron reconocidos formalmente por Francia en 1844.
Este perfil rocoso y escarpado, presente constantemente a poniente de Tahití, hizo que el escritor norteamericano William Sommerset Maugham, en el libro The Moon and Sixpence (1919), la describiera como una Montserrat del Pacífico.
El arrecife está relativamente cerca de la isla, por lo que Moorea sólo ha formado una estrecha laguna.
El clima es tropical-cálido y muy húmedo, lo que favorece la exuberante vegetación de la isla.
En la estrecha franja costera predominan las plantas antropócoras, debido al denso asentamiento y a los siglos de uso humano.
La Universidad de California en Berkeley mantiene un instituto de investigación permanente en Moorea, la Estación Gump, para estudiar la biodiversidad tropical y las interacciones entre los procesos culturales y el ecosistema.
Los primeros colonos polinesios trajeron perros, cerdos, pollos y la rata del Pacífico como animales para comer, mientras que los europeos introdujeron cabras, vacas, ovejas y caballos.
Especialmente de los caracoles arbóreos polinesios del género Partula, existían varios endémicos en Moorea, que fueron aniquilados por el caracol lobo rosado durante las décadas de 1970 a 1990.
Detrás del arrecife de borde hay tiburones, rayas, peces espada y tortugas marinas.
Se ofrece a los turistas la observación de ballenas y delfines.
En opinión de muchos viajeros, Moorea es la isla más bella de la Polinesia, por lo que apenas hay un crucero por los Mares del Sur que no incluya Moorea en su programa.
- William Ellis En Afareaitu hay dos cascadas,[18] aunque su volumen disminuye durante la temporada de invierno, cuando el agua es más bien escasa.
La carrera llamada Maratón de Moorea, que se celebra anualmente en febrero, es promocionada por la industria turística como la más bella del mundo.
La pesca sigue desempeñando un papel importante, aunque decreciente, en la economía de la isla.
No hay horarios ni paradas fijas, el autobús se detiene cuando y donde los pasajeros quieren.
Moorea cuenta con una buena infraestructura, sobre todo para satisfacer las necesidades del turismo,empezando una oficina de correos y un banco (algunos hoteles también disponen de ventanillas bancarias con cajeros automáticos), médicos, farmacias y ambulancias locales, pequeños centros comerciales, una comisaría de la gendarmería nacional, escuelas y otras instituciones educativas.