El principal instigador de esta obra fue el español Froilán de Arriba, que a los 16 años llegó a Vera y se quedó en el país.
El monumento al hachero recuerda a la tradicional actividad económica de la región, denominada la Capital Provincial del Hachero, como también se representa en otras expresiones, como en su escudo o en el poema de Miguel Ángel Morelli, cuando dice que «Si yo soy nacido en Vera, como no iba ser cantor; si el olor de la madera perfumó mi corazón.»[1][2][3] Aunque la ciudad nació y fue impulsada por esta actividad, luego se descubriría la forma inhumana en la que trataban a sus trabajadores, en especial cuando se hallaban en huelga, lo que ocasionó varios derramamientos de sangre.
Por estas causas, se homenajea también a los hacheros que trabajaron bajo esas condiciones de marginación, dolor, pobreza y explotación.
[4] El responsable del diseño fue el arquitecto verense Rubén Lapissonde, y el ejecutor del mismo fue el escultor Roberto Cracogna, de Avellaneda, Santa Fe.
Siendo impulsada por el doctor y diputado nacional Mario Amaolo, logró la aprobación parlamentaria por ley en el año 1974, cuya obra fue inaugurada en el año 1984, por la ordenanza municipal n.º 541.