Monasterio de Santa María de Sisla
Sisla es un topónimo que se ha querido hacer derivado del latín silva, "bosque", aunque el término parece tener un origen prerromano, derivado del celta sisca o sesca ("Junco", "junco"); es verdad que el entorno es fluvial y quedan restos de encinas y chaparros, supervivientes de un antiguo bosque de época mozárabe o más antiguo, y presas romanas.Alcanzó una gran prosperidad derivada de los amplios recursos naturales y económicos del lugar.[2] En 1802 sufrió un incendio que destrozó parte del edificio, y durante la Guerra de la Independencia los guerrilleros ocuparon el lugar intermitentemente, quedando harto deteriorado; sufrió cierto abandono por las exclaustraciones de 1820 y 1835; ya en 1821 se disolvió un par de años vendiéndolo a un particular durante una efímera desamortización.[3] La Orden Jerónima quedó extinguida en 1835 y con la desamortización todo salió a subasta en 1838; diversos dueños particulares que se lo repartieron provocaron más estragos: la iglesia del convento fue demolida y sus artesonados se llevaron a la calle Atocha de Madrid para adornar la vivienda del banquero que lo compró en 1849, el barón José de Buschental.En ellos se conservan ya tan sólo pequeñas partes, como los bellos bancos de cerámica del famoso Daniel Zuloaga.