En 1061 los condes Ramón y Valença cedieron una partida de tierra yerma en el Puig de Tercúy a los monjes Guillermo y Ponce, con la condición que erigir una iglesia.
Esta pavordía implicaba el señorío sobre el pueblo de Tercúy por parte del rector.
La iglesia de Santa María ya debió ser abandonada en el siglo XII, pasando la comunidad y la pavordía a la iglesia parroquial de san Pedro.
Del ábside semicircular, a levante, solo se conserva una parte, hay una ventana de un solo derrame.
El aparato es de piedra arenisca, bien cortado, puesto en filas uniformes y regulares, como es característico de las iglesias de finales del siglo XI o principios del siguiente.