El gran claustro, construido por el ingeniero y arquitecto húngaro Carlos Mardel, fue financiado por el rey Juan V de Portugal, en 1733.
Esta escuela tuvo su sede en el monasterio hasta la proclamación de la República, en 1910.
En 1911, a petición del Ministerio de la Guerra, la casa de huéspedes y, más tarde, los dos coros y los claustros se arrendaron al ejército portugués.
En 2006, estos espacios fueron devueltos a la Cofradía de la reina Isabel.
La tumba original, tallada por el Maestro Pero a partir de una única piedra, fue encargada por la propia reina Isabel.