El primer molino mareal del que se tiene referencia es en Irlanda en el siglo VII.
Inicialmente eran propiedad de órdenes religiosas o señores nobiliarios, que los arrendaban a particulares y no son privatizados hasta los siglos XVIII-XIX.
Se trata de infraestructuras integradas en el medio natural y medioambientalmente sostenibles que, no obstante, decaen por su falta de rentabilidad y productividad en el siglo XIX tras la Revolución Industrial.
Se sabe por los restos hallados que la capacidad molinera fue de cinco muelas.
El acceso a las ruinas del mismo se realiza mediante un camino de tierra ubicado en el margen derecho del río (en el término municipal de Lepe), que se inicia en la propia carretera, sentido norte.