Misterios dolorosos

Entonces les dijo: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.» Él se adelantó un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieres tú.»  Volvió después donde los discípulos y los encontró dormidos.

Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.» Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.» Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados.

Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.

Decía: «¡Abba, Padre!, todo es posible para ti; aparta de mí esta copa, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.» Volvió después y los encontró dormidos.

Dijo entonces a Pedro: «Simón, ¿ya estás dormido?, ¿ni una hora has podido velar?

Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados.

Sabed que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.

Levantaos y orad para que no caigáis en tentación.»" "Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos."

"Dios te salve, María, llena eres de gracia, el señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús agonizante.

"Y a Jesús, después de azotarle, lo entregó para que fuera crucificado."

"Te ofrecemos, Señor Jesús, esta séptima decena en honor de tu flagelación sangrienta.

"Dios te salve, María, llena eres de gracia, el señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús azotado.

"Los soldados lo llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio, y llamaron a toda la cohorte.

Condujeron a Jesús al lugar del Gólgota, que quiere decir Calvario."

"Te ofrecemos, Señor Jesús, esta novena decena en honor de tu Cruz a cuestas camino del Calvario.

"Dios te salve, María, llena eres de gracia, el señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús cargado con la cruz.

Se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.

Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «Verdaderamente éste era hijo de Dios.» Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.

Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días, ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!» Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos, junto con los escribas, diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.

El centurión, que estaba frente a él, al ver que había expirado de aquella manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era hijo de Dios.» Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé, que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén."

Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» Se repartieron sus vestidos, echándolos a suertes.

Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio éste nada malo ha hecho.» Y le pedía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.» Jesús le contestó: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso.» Era ya cerca de la hora sexta, cuando se oscureció el sol y toda la tierra quedó en tinieblas hasta la hora nona.

Al ver el centurión lo sucedido, alababa a Dios diciendo: «Ciertamente este hombre era justo.» Y toda la muchedumbre que había acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvió dándose golpes de pecho.

"Te ofrecemos, Señor Jesús, esta décima decena en honor de tu Crucifixión y Muerte ignominiosa en el Calvario.

"Dios te salve, María, llena eres de gracia, el señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús crucificado.

Vitral de los misterios dolorosos en Montlouis-sur-Loire , Francia .
La Agonía en el huerto , anónimo del norte de Italia .
Agonía en el huerto , de Wilhelm Kotarbiński .
Vitral de la Agonía en la Iglesia de Großengersdorf en la Baja Austria .
La Flagelación de Cristo , de Nicolò Grassi .
La flagelación de Cristo , de Piers Paul Rubens .
Vitral de la Flagelación en la Iglesia de San Pedro de Éréac .
Jesús coronado de espinas, atribuido a Jan Janssens .
La coronación de espinas , de Anton van Dyck
Vitral de Jesús coronado en el cementerio de Montparnasse de París .
Jesús con la cruz a cuestas , de El Greco .
Séptima estación del Via Crucis , de Johann Friedrich Overbeck .
Vitral de Jesús con la Cruz en la Iglesia de Großengersdorf en la Baja Austria .
Cristo crucificado , de Diego Velázquez .
Cristo en la Cruz , de Eugène Delacroix .
Cristo en la Cruz , de Piers Paul Rubens.
Crucifixión, de Bartolomé Esteban Murillo .
Vitral de la Crucifixión en Pöchlarn , Baja Austria.