Mirko Saric

Aunque su metro noventa lo hacían ver como un jugador lento, poseía una gran velocidad y un estilo gambeteador como pocos, lograba burlar a la defensa rival con suma facilidad.

Se lo consideraba un futbolista cien por ciento polifuncional, ya que podía atacar y defender, rendía de gran manera.

Además de controlar los hilos del mediocampo azulgrana, su gran calidad y pegada le permitían hacer goles exquisitos de una calidad notable, tales como el que le hizo a River Plate en un amistoso en el año 1999, tras un centro sumamente alto, llegó a acariciar el balón con la punta de su botín izquierdo y dirigirlo por encima del portero millonario.

Su triste final causó gran conmoción en el ámbito futbolístico mundial, diversos homenajes se le fueron realizando en los días posteriores a su deceso.

En cuanto a lo deportivo, el pase fallido al Real Madrid y su fatal rotura de ligamentos que lo alejó de las canchas durante meses causaron un gran daño en él, daño del que jamás se repuso y terminaría quitándose la vida.