También pueden tener un mecanismo antimanipulación, que las hace explotar al ser retiradas del casco por buzos enemigos o mediante explosiones.
En diciembre de 1938 se creó una nueva unidad del Ejército Británico que pronto fue conocida como Military Intelligence (Research) (Inteligencia Militar (Investigación)) —abreviada como MI(R) o a veces como MIR—.
Era un problema lograr que una bomba pesada se adhiera con firmeza al casco de un barco.
En cambio, trabajaron en una bomba que pudiese ser transportada por un buzo y acoplada directamente a un barco.
[12] A Holland le hablaron sobre Macrae poco antes del inicio de la guerra y éste lo citó.
[16] Una versión más pequeña llamada Clam (almeja, en inglés) fue desarrollada a partir de la mina lapa británica para su empleo en tierra.
Fue ideada para emplarse contra tanques, pero antes que los británicos pudiesen desplegarla en combate, los alemanes adoptaron el recubrimiento antimagnético Zimmerit para contrarrestarla.
Durante la guerra, se fabricaron 2.500.000 granadas magnéticas Clam por el M.D.1, sucesor del MI(R).
[19] Las minas lapa también fueron empleadas en 1944 por la Compañía Noruega Independiente 1 para atacar al MS Monte Rosa.
Estas minas debían detonar una vez que el Donau saliera del Fiordo de Oslo y estuviese en mar abierto, sin embargo, se retrasó su zarpe y la explosión tuvo lugar antes que el Donau llegara a Drøbak.
[21] En 1980, luego de una confrontación con el Sea Shepherd, se empleó una mina lapa para hundir al ballenero Sierra mientras estaba anclado en Portugal.
[23] Se había planeado emplear minas lapa en la Operación Algeciras, durante la guerra de las Malvinas.
Buzos argentinos las instalarían en buques de guerra británicos anclados en Gibraltar, pero fueron descubiertos y la operación fracasó.
Las minas parecen haber sido instaladas a varios metros sobre la línea de flotación.