Pretendió, aunque sin éxito, acceder al mismo cargo en otras catedrales.En 1593 se presentó para una plaza semejante en la Catedral de Salamanca pero, al igual que sucedió en León, nuevamente fue superado por Alonso de Tejeda.En conjunto los dos códices suman 25 composiciones de Miguel Navarro, que se distribuyen en 17 salmos, siete magníficats y un canto introductorio.En lo que concierne a su contenido, ofrece diferencias con el de Zaragoza: reúne 22 composiciones: un canto introductorio, siete salmos, ocho magníficats para versos impares, tres magníficats para versos pares, una Salve y dos motetes.[9] Llama la atención el reducidísimo número de ejemplares conocidos de ambas ediciones (uno por cada edición), así como que en ellas no figuren las autorizaciones legales obligatorias en aquella época: licencia, privilegio y tasa.En la música polifónica de la época el canto del Magníficat adquiría especial importancia y, de ahí que fueran frecuentes la ediciones con este asunto musical.Sobre el protagonismo de Miguel Navarro en la música renacentista española de finales del siglo XVI y comienzos del XVII, Gembero afirma:[11]Bajo la dirección artística de David Guindano Igarreta, pretende difundir la música del Renacimiento español e iberoamericano.