Miguel Francisco Guerra Arteaga y Leiva (Nápoles, 1657-Madrid, 14 de marzo de 1729), letrado y político español, fue gran canciller de Milán, gobernador del Consejo de Hacienda y consejero de Estado con Felipe V.
Hermano de Domingo Valentín Guerra, confesor de Isabel de Farnesio a partir de 1714 y más adelante también obispo de Segovia, Miguel Francisco se mantuvo célibe y, aunque no había recibido las órdenes sagradas, obtuvo beneficios eclesiásticos y vestía ropa talar como muestra su retrato conservado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El duque de Saint-Simon, que lo conoció en 1721 ya anciano y con achaques, mencionaba en sus Memorias esa condición de semi-eclesiástico al tiempo que alababa su inteligencia, encontrando en él una de las mejores cabezas de España, «por no decir la mejor de todas las que he conocido; instruido, trabajador, buen conversador y bastante franco».
[1] Gran canciller de Milán en 1702 y ministro del Consejo de Castilla por nombramiento fechado el 31 de diciembre de 1704,[2] un año más tarde fue sustituido en el empleo por Lorenzo Armengual, al ser promovido a la Cámara de Castilla.
[5] En enero de 1722 fue nombrado consejero de Estado, si bien para entonces las funciones del Consejo estaban muy limitadas por el creciente papel de los secretarios de Despacho y el cargo de consejero tenía en la práctica un carácter meramente honorífico, y en 1724, al abdicar Felipe V en su hijo Luis I, formó parte de la junta que debía asesorar al joven monarca en su corto reinado, encargándose específicamente de los asuntos relacionados con Moscovia y el ducado de Parma.