En 1798, bajo la protección del reformista Francisco de Saavedra fue nombrado Ministro de Hacienda del gobierno presidido por Godoy durante el reinado de Carlos IV, con el objeto de tomar medidas drásticas que evitasen la inminente bancarrota del estado.
Como ministro tomó varias medidas tendentes a mejorar la inflación y la situación financiera de la corona, incluyendo normas desamortizadoras sobre los bienes de la iglesia, el decomiso de un noveno de todos los diezmos que se pagaban a la iglesia en las diócesis americanas y el establecimiento de nuevos impuestos como el del vino, el cual iba en contra de un privilegio que establecía la exención fiscal durante 20 años, para todas aquellas personas que plantaran viñas.
[1] El rechazo popular hacia esta medida fue alentado por la nobleza que estaba en contra de Soler por no ser sus orígenes sociales de alta alcurnia.
En Mallorca donde diversos parientes y amigos desempeñaban cargos de importancia, al conocerse la noticia, se produjeron disturbios, hasta tal punto que muchos de sus partidarios debieron huir y buscar refugio en dependencias conventuales.
Tras caer en desgracia, fue procesado por malversación de fondos públicos, resultando absuelto de los cargos que se le imputaban.