Cuando esta ansiedad alcanza un nivel que afecta a la capacidad de una persona para volar, se convierte en aerofobia.El medio de transporte más seguro del mundo es el avión, sin ninguna duda y tal como indican las estadísticas.En la actualidad la técnica que cuenta con mayor apoyo empírico para tratar el miedo a volar es la de exposición.[4] Existen excelentes tratamientos para la fobia a volar entre los que figuran complejos programas de realidad virtual.Existen otros tratamientos como los farmacológicos, terapia cognitiva, terapia de exposición, técnicas de relajación y autocontrol, conocimientos del funcionamiento y seguridad del avión, etc.[3] El psicoanálisis es por excelencia el método terapéutico que ayuda a comprender el origen de los miedos al llevar a cabo un análisis del inconsciente permitiendo reconocer la raíz de cómo se instaura dicho temor, que por lo general, tiene que ver con otras experiencias de vida que se encuentran reprimidas y que en el presente se desplazan a los aviones y las alturas.Dichas experiencias serían reprimidas por temor a ser aniquilado por la figura paterna (independientemente de si se trata del padre o de otro individuo) y para el "yo" sería problemático tener consciencia del odio por aquel significante, por lo que lo desplazaría a los aviones o a las alturas, y ahora sería el nuevo objeto quien querría hacerle daño (en lo que se conoce como "angustia persecutoria") o bien podrían simbolizar el temor neto por el padre, a raíz de ciertos momentos vividos en que la persona se sintió amenazada o que no podía llevar control sobre la situación (teniendo en cuenta que los niños siempre son vulnerables frente a una figura adulta).