[2] Son el mecanismo de transmisión fundamental en el sarampión, la rubéola, la varicela, la lepra, el moquillo canino, la influenza equina, la parotiditis,[3] la gripe, entre muchas otras enfermedades que afectan a diversas especies.
[5] Dependiendo del método de formación, también pueden contener sales, células y partículas virales.
[4] Cuando se producen naturalmente, pueden provenir de diferentes niveles del tracto respiratorio, lo que afecta su contenido.
La transmisión puede ocurrir cuando las gotas alcanzan superficies mucosas susceptibles, como los ojos, la nariz o la boca.
Esto también puede suceder indirectamente a través del contacto con superficies contaminadas, cuando las manos tocan la cara.
[11] La temperatura ambiente y la humedad afectan su capacidad de supervivencia, porque a medida que la gota se evapora y se vuelve más pequeña, proporciona menos protección para los agentes infecciosos que puede contener.
[8] Sin embargo, los procedimientos de generación de aerosoles pueden producir gotas más pequeñas que viajan más lejos, por lo que las precauciones contra las gotas pueden ser insuficientes cuando se realizan dichos procedimientos.