Son tóxicas para los humanos y dan lugar a alteraciones gastrointestinales, reacciones alérgicas o irritación.
Las hepatotoxinas son producidas por varias especies de los géneros Microcystis, Anabaena, Oscillatoria, Nodularia, Nostoc y otros.
La más común es la Microcistina L-R con Leucenina y Arginina respectivamente, cuyas posiciones pueden variar.
Los factores principales que afectan la producción de la toxina son la luz y la temperatura.
No se sabe con certeza cual es la función exacta que desempeñan las microcistinas para las cianobacterias; aunque se barajan varias hipótesis: Microcystis es muy común y su distribución mundial es mayor que la de cualquier otra cianobacteria toxigénica.
Además pueden contener grandes cantidades de mucílago lo que le ofrece una consistencia gelatinosa.
Estos organismos se ven afectados porque el aminoácido Adda se une covalentemente al residuo de cisteína que las enzimas PP1 y PP2A (fosfoproteína fosfatasa) poseen en su centro catalítico (Cys-226 y Cys-273 respectivamente), produciéndose así su inhibición.
Estas enzimas participan en procesos tales como la división celular, la contracción muscular o la síntesis de proteínas.