Michiko Shōda nació en Tokio, siendo la hija mayor de Hidesaburo Shōda, industrial harinero, presidente y más tarde presidente honorario del Nisshin Flour Milling Company, y su esposa, Fumiko Soejima.
En un primer momento tuvo tutores privados y más tarde asistió a la Escuela Primaria Futaba, en Kōjimachi, un barrio de Tokio, aunque tuvo que abandonarla en cuarto curso debido a los bombardeos estadounidenses.
A pesar de que proviene de una familia católica y que asistió a centros educativos privados y católicos, jamás fue bautizada.
[2] Cuando acabó sus estudios universitarios, y debido a que provenía de una familia adinerada, sus padres se preocuparon por el futuro matrimonio de su hija, ya que había tenido varios pretendientes.
Tras su matrimonio la joven pareja se trasladó al Palacio Togu, también llamado “El Palacio Este de la Casa Imperial” el lugar tradicional donde vivían los herederos al trono del Crisantemo.
No obstante, tanto Akihito como Michiko rompieron esa tradición ya que decidieron criar y cuidar ellos mismos de sus tres hijos, incluso ella decidió amamantarlos.
[8] Durante sus años como herederos hicieron numerosas visitas a las 47 prefecturas japonesas, rompiendo varias veces el protocolo establecido.
Siguiendo la tradición occidental, sus funciones oficiales, además de visitas a otros países, son ayudar a su marido en los eventos y ceremonias, tanto dentro como fuera del Palacio Imperial (ella ha estado al lado del emperador en todas partes, por ejemplo, durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Nagano 1998), recibir a los invitados oficiales, incluidos los clientes del Estado, y también visitar las instituciones y servicios sociales, culturales y caritativos.
[9] Se espera que la emperatriz sea la encarnación de los valores tradicionales, como la modestia y la pureza.
Ella ha demostrado un fuerte sentido del deber a lo largo de su vida, lo que la hace muy popular entre los japoneses.
Participa en ceremonias religiosas con el emperador, como visitas al Gran Santuario de Ise, otros santuarios sintoístas y mausoleos imperiales para rezar a los espíritus ancestrales de la familia imperial.
[13] En 1991, Michiko escribió un libro para niños, ilustrado por Wako Takeda: Hajimete no Yamanobori ("Mi Primera Montaña").