Durante su presidencia, al acercarse la Primera Guerra Mundial, Oreste no oculta su apoyo a Alemania.
Se exilió en Nueva York, donde falleció en 1918.
Según Oreste, el país podía salir de la crisis solo si el poder legislativo y ejecutivo se concentraban en una sola persona.
Se exilió primero en Colombia y luego en Nueva York, donde falleció en 1918.
Después de su renuncia y partida, le sucedió Oreste Zamor.