[2] Partidario de un método liberador o catártico, la obra de Michael Sailstorfer se adhiere a una corriente estética activa, casi ofensiva con el espectador: “La obra debe realizarse sin ningún compromiso, ninguna superestructura teórica, y debe conservar su carácter directo y sencillo".
El artista parte de cierta euforia primigenia, que a veces cae en la tragedia, a pesar de que la idea original fuera más pragmática, y al mismo tiempo absurda, como lo evidencia por ejemplo Sternstuppe (2002).
Los olores, los ruidos y la luz le aparecen como materiales favorables que, por su capacidad de desplegarse en tres dimensiones, responden indiscutiblemente a los criterios de la escultura.
También le permiten dar una presencia imponente a obras pequeñas como Zeit ist keine Autobahn (2006), compuesta por una rueda de coche y un motor eléctrico.
Eveline Bernasconi et al., Made in Germany, Kestner Gesellschaft, Sprengel Museum Hannover, 2007.