Merced de tierra

En ocasiones se concedían tierras de mucha mayor extensión, para explotaciones ganaderas (estancias o hatos) o para cultivo de cereal (peonías).

Finalmente, también el concejo o municipalidad recibía tierras como bienes de propios, que se denominaban ejidos.

Después de esto las mercedes en el virreinato fueron expedidas mayoritariamente entre 1580 y 1630, aunque en otros lugares, como Oaxaca, estas concesiones se habían efectuado con anterioridad, entre 1529 y 1540.

A solicitud de Hernandarias al rey de España, a principio del siglo XVII, comenzó a otorgarse tierras realengas, donde los jesuitas, fundaron reducciones (actualmente con vestigios en Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay) y estancias misioneras (cuyos principales vestigios se encuentran en Uruguay, al norte del río Queguay), creándose así, las misiones jesuíticas guaraníes dentro del Virreinato de Perú en el Río de la Plata.

Al ser expulsados los jesuitas efectivamente en 1768, dichas tierras quedaron baldías y denunciadas por ocupación por poseedores que luego reclamaron la propiedad.