Se expropió los terrenos a las monjas del cercano Convento de La Concepción.
Se contrató al arquitecto Alfredo Dammert y Garrico Lecca para liderar el proyecto.
Durante los años 1980, debido a las condiciones de crisis política y económica del país, el mercado y su zona circundante se vio inmerso en problemas de desorden, hacinamiento e inseguridad.
[5] El edificio se compone de un basamento que ocupa toda la manzana, con un anillo perimetral comercial.
El basamento se divide en dos sectores diferenciados por medio nivel y conectados mediante rampas.