El Teatro Nacional Húngaro interpretó en 1908 su siguiente drama: A hálás utókor (La gratificante posteridad).
Durante la Primera Guerra Mundial fue corresponsal del diario Az Est (La Tarde) que le envió a Suiza.
En esta obra se inspiró el compositor Béla Bartók para componer su ballet El mandarín maravilloso.
Algunos de sus argumentos fueron éxitos mundiales, especialmente los que dirigió Ernst Lubitsch, como Ángel (1937), Ninotchka (1939) y Ser o no ser (1942).
En el reparto figuraban los actores Ismael Merlo, José Luis Ozores y Manolo Gómez Bur.