La situación cambia ostensiblemente en el siglo XVIII cuando disponemos de mayor, más detallada información.
En uno de las comidas o banquetes que relata y cita la Fábula de fábulas del fraile Lluís Galiana (Onteniente, 1740-1771) donde se menciona: "treren per postres meló i figues".
Lo cual nos permite verificar que era un producto consumido habitualmente en la dieta de los ontenienses del Setecientos.
[5] Esto nos permite constatar, además, que las denominaciones populares de las variedades mencionadas tienen carácter histórico.
Los melones son en verdad excelentes de oro, como aquí se les llama, no solo por su color amarillo y forma regular, sino más bien por su gusto exquisito.
[...] La familia Penadés ha habido año que ha producido medio millón de melones.
También el señor Simó los produce en gran cantidad, y en pequeñas cantidades, todo Onteniente.