De vuelta en el Congo, un cazador inglés llamado Nigel Putnam (Gary Stretch) captura con éxito al cocodrilo gigante cuando intenta comérselo y él le inyecta sus dardos tranquilizantes en su boca.
En Los Ángeles, California, McCormick está siendo interrogado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Se siente responsable por el hundimiento, sugiriendo que su dispositivo sónico atrajo al megalodon.
Se pone de manifiesto que el buque también lleva los huevos del cocodrilo.
Putnam y su compañero Jean saltan por la borda antes de que el buque sea destruido.