Estas prácticas se diseminaron a lo largo del imperio y fueron adoptadas por otros pueblos.
Según se relata en el Yuan Shih, en numerosas ocasiones la sangre de un animal recién sacrificado, por lo general una vaca o un buey, era utilizada para tratar enfermedades.
La literatura medicinal mongola menciona sobre el uso de minerales en la medicina, por lo general como metales o piedras pulverizadas.
[1] Las hierbas eran el componente principal de la medicina mongola; se creía que todas las plantas tenían un uso medicinal.
Se creía que el contaje de la frecuencia respiratoria era un remedio para los problemas sicológicos y el estrés.