Medición de la opacidad

La opacidad, referida al aire que nos rodea, es lo contrario a la visibilidad.

En ciertas ciudades populosas como Londres, Tokio, Pekín o México, ocurre con frecuencia que la opacidad del aire es grande: tiene gran cantidad de partículas en suspensión, de tal manera que afectan, o pueden afectar, a la salud de sus habitantes.

La humanidad ha destacado siempre la calidad del aire que se respira y de los efectos nocivos para la salud que tiene el respirar un aire altamente contaminado.

En el año 1943 murieron cerca de 4000 personas en Inglaterra a causa del smog.

Sin llegar a estos efectos tan funestos, millones de personas han experimentado en su propio cuerpo y que un estudioso del tema describe así: "...si has experimentado un caso desfavorable de smog, nunca lo olvidarás.

No puedes ver a lo lejos, tienes dificultad para respirar.

La pintura de tu casa se ve afectada..."[2]​ En este artículo no se hace referencia a ese fenómeno sino más concretamente a la «visibilidad en los tuneles de circulación de vehículos», los efectos sobre la facilidad o dificultad que tiene el conductor de diferenciar objetos, señales, otros vehículos más o menos lejanos, etc., por el riesgo que conlleva la conducción en una atmósfera con alto grado de opacidad, maximizando este riesgo el que, al producirse en un túnel, los accesos son, en el mejor de los casos, por dos vías pero a veces por una sola.

Con un tráfico fluido, el parámetro más importante suele ser la opacidad.

Para garantizar en el interior del túnel una visibilidad adecuada lo que permitirá reconocer otros vehículos y posibles obstáculos, es de importancia fundamental la buena visibilidad en el interior del túnel.

Solo con una visibilidad correcta, el conductor del vehículo puede reaccionar con antelación suficiente ante por ejemplo un obstáculo o accidente de tráfico.

La razón que aducen ciertos técnicos, totalmente lógica, es que los humos calientes procedentes del escape de los vehículos tienden a situarse en el primer momento en la clave del túnel pero una vez enfriados, por ser su densidad mayor que la del aire, tienden a caer a las zonas inferiores del túnel.

La visibilidad está definida como la distancia máxima que permite al ojo humano apreciar un objeto con el fondo existente.

Cuando el contraste es superior a lo que el ojo humano es capaz de apreciar, se puede reconocer el objeto.

Sin embargo, los equipos para medir el contraste no se pueden fabricar, hoy día, a un coste razonable.

Por esta razón y basándose en el razonamiento que la iluminación interior del túnel y el color de las paredes son características que no varían (o ciertamente lo hacen de una forma muy lenta), se utiliza como parámetro variable la opacidad del aire existente en el túnel.

Ha sido Kochschmieder el que demostró por primera vez la relación entre la visibilidad y el coeficiente de extinción.

Simplificando, puede decirse que la distancia normal de visibilidad es «

y dado que a la opacidad del aire en un túnel no es homogénea, la extinción media corresponde a: La extinción de la luz se debe en su mayor parte a la dispersión de la luz que se produce al impactar la luz en las partículas de polvo.

En la figura se observa la dispersión de la luz al impactar sobre un obstáculo.

La mayor parte de la luz se desvía hacia adelante con máximos entre 10º y 35º (dispersión progresiva).

Extinción para S =200 m; factor de extinción medio k=0,0023
Dispersión de la luz al impactar sobre un obstáculo